Aplicamos ciencia para crear superfoods auténticos

TURMERIACTIVE Blends - Aplicamos ciencia para crear superfoods auténticos

Queremos compartir contigo la historia detrás de TURMERIACTIVE BLENDS y cómo este proyecto, más que una marca, se convirtió en una línea de investigación científica impulsada por su fundador, Ian Wolff, en su búsqueda de respuestas.

Graduado como Ingeniero Químico Ambiental, Ian ha dedicado su vida a desarrollar soluciones sostenibles para contrarrestar la contaminación. Con el paso del tiempo comprendió que el reto ambiental que enfrenta la humanidad difícilmente podrá resolverse mientras el modelo económico global dependa del uso intensivo de hidrocarburos.

Nacido y criado en Monterrey, México —una de las ciudades más contaminadas del mundo— creció respirando aire saturado de químicos industriales, emisiones vehiculares y gases de una refinería, todos atrapados por las montañas que rodean la ciudad. Al observar el aumento alarmante de enfermedades como el cáncer, tanto en Monterrey como en otras regiones del mundo, Ian concluyó que no solo el aire está afectando nuestra salud: también los alimentos ultraprocesados, el agua con microplásticos y las trazas de contaminantes invisibles que la industria moderna no ha podido eliminar.

Cada vez que respiro este aire contaminado, consumo alimentos de origen dudoso o bebo agua que no es tan pura como parece, siento que las probabilidades de desarrollar cáncer aumentan.

Fue entonces que se formuló una pregunta clave:

 ¿Qué puedo consumir a diario que me ayude a contrarrestar los efectos de la contaminación ambiental, los pesticidas, las hormonas en los alimentos y los contaminantes del agua?

Su investigación lo llevó a descubrir numerosos artículos científicos en la National Library of Medicine, los cuales documentaban los potentes beneficios de la curcumina (el principal compuesto activo de la cúrcuma) para prevenir y tratar múltiples enfermedades. Sin embargo, una y otra vez los estudios coincidían en una limitación crítica: la curcumina tiene muy baja biodisponibilidad. Es decir, el cuerpo humano la absorbe de forma limitada, lo que restringe sus beneficios reales.

Entre los hallazgos más reveladores, encontró una investigación que asociaba el bajo índice de Alzheimer y varios tipos de cáncer en India con el alto consumo de cúrcuma presente en el curry amarillo. La fórmula del curry despertó otra pregunta:

¿Qué hace al curry tan especial además de la cúrcuma?
La respuesta: pimienta negra (fuente de piperina) y calor.

Ambos elementos podrían estar activando reacciones químicas clave para potenciar la curcumina. Inspirado por su rutina matutina de beber agua tibia con vinagre de manzana, Ian decidió experimentar mezclando cúrcuma y pimienta en esa misma preparación. Sin embargo, tras varios meses, no observó un efecto antiinflamatorio evidente.

Fue entonces cuando recordó un concepto de química estructural:

Así como el carbono en forma de grafito se transforma en diamante bajo calor y presión sostenidos, ¿podría la curcumina transformarse en una forma más activa y biodisponible aplicando condiciones similares?.

La respuesta fue sí. 

Al aplicar su formación como ingeniero químico, Ian formuló una hipótesis: el calor y la presión en un medio ácido como el vinagre podrían inducir una transformación natural de la curcumina en tetrahidrocurcumina, un curcuminoide con mucho mayor biodisponibilidad. Pero había más: en ese mismo proceso, también podrían eliminarse los oxalatos presentes en la raíz de cúrcuma —compuestos que, en personas predispuestas, pueden contribuir a la formación de cálculos renales.

Durante su búsqueda comercial de tetrahidrocurcumina, Ian descubrió que los métodos de síntesis tradicionales implicaban el uso de catalizadores metálicos (paladio, níquel, platino) y solventes orgánicos (acetona, metanol, etanol, etc.), lo cual podía dejar residuos de metales pesados y químicos en el producto final. No era lo que quería consumir, ni lo que quería ofrecer al mundo.

Así nació el reto de crear una tetrahidrocurcumina pura, libre de oxalatos y sin catalizadores metálicos, utilizando únicamente ingredientes naturales: cúrcuma, vinagre de manzana (ácido acético y agua), presión, calor y tiempo.

Luego de años de experimentación, Ian logró desarrollar un proceso natural que transforma la curcumina (C₂₁H₂₀O₆) en tetrahidrocurcumina (C₂₁H₂₄O₆), libre de metales pesados y sin oxalatos, sin utilizar solventes tóxicos ni hidrógeno molecular.

Esta innovación se encuentra registrada como Patente Global PCT/MX2025/050029

Título: Método para elaborar tetrahidrocurcumina libre de oxalatos y metales pesados utilizando vinagre grado alimenticio (ácido acético y agua), calor y presión, a partir de cúrcumina sin la presencia de catalizadores metálicos.

¿Qué logró científicamente?

  1. Un proceso limpio, seguro y natural:
    Transformamos la curcumina en tetrahidrocurcumina aplicando calor, presión y vinagre de manzana, sin necesidad de metales pesados ni solventes.
  2. Eliminación de oxalatos:
    Mediante reacciones ácido-base y descomposición térmica controlada, los oxalatos de calcio se transforman en CO₂, CO y H₂O, lo cual elimina este riesgo del producto final.
  3. Aumento de la biodisponibilidad:
    La tetrahidrocurcumina obtenida se emulsiona con piperina de pimienta negra, potenciando aún más su absorción. A esta sinergia la bautizó como Curcumina Activada.